La mayoría de los terapeutas que trabajamos el lenguaje en los niños sabemos que existe un área que supone un gran reto para nuestro trabajo; los niños con autismo. El trabajo es totalmente diferente al que se realiza con cualquier otro niño porque el lenguaje supone una de las áreas más afectadas para estos niños e inclusive es el área del autismo sobre la que más se ha investigado. Pero, a pesar de todos estos estudios todavía falta mucho camino por recorrer, lo que sí está muy claro es que el terapeuta que trabaje el lenguaje en autismo, no solo debe tener conocimientos profundos y detallados del desarrollo de lenguaje normal, sino también del Espectro Autista.
Leo Kanner (1946) fue el primero en publicar descripciones detalladas del lenguaje de las personas con autismo. En posteriores revisiones de estas publicaciones se encontró que:
· Existían alteraciones importantes en el desarrollo del lenguaje en todas las personas diagnosticadas como autistas.
· Extremada severidad y heterogeneidad de estas alteraciones, tanto en lo expresivo como en lo receptivo.
· Imposibilidad de identificar características lingüísticas exclusivas o patognomicas del trastorno autista.
Algunos autores notaron que las perturbaciones del lenguaje encontradas en estos estudios tenían muchas semejanzas con las disfasias del lenguaje, lo que hizo suponer un continuo entre estas dos entidades. Así el autismo sería una forma de disfasia receptiva severa. Más adelante y con otros estudios se encontró que el autismo no es un continuo de las disfasias del lenguaje, sino un trastorno separado, donde pueden existir disfasias de lenguaje dentro del autismo.
Existen alteraciones muy frecuentes y comunes del lenguaje en las personas con autismo, tanto en el plano receptivo, como receptivo, presentando una extraordinaria amplitud y heterogeneidad de las formas que pueden estar alteradas en estos sujetos con diferentes edades y niveles de competencia.
Como pudimos dar cuenta en estas líneas el lenguaje en el autismo es un campo muy amplio que hace falta comenzar a recorrer para lograr intervenir de forma efectiva y apegados a los lineamientos que continuamente se están modificando. Los primeros años después del diagnóstico son esenciales en la vida del pequeño por lo cual si no estamos preparados para intervenir con programas especialmente diseñados, refiramos al lugar adecuado para su tratamiento.