En el área de los trastornos de la comunicación este enfoque se
ha utilizado para aquellos niños pequeños que no han iniciado la emergencia del
lenguaje a la edad en que la mayoría lo ha hecho, para los que han comenzado el
desarrollo del lenguaje sin contar aún con el nivel esperado para su edad y en
general para aquellos que tienen evidentes retrasos de lenguaje. Pero ¿Qué motiva
a los padres a esperar que el niño habla por su propia cuenta?
Las razones
más documentadas en la literatura y que hemos escuchado en nuestra practica son; “el niño es muy pequeño (niños con dos y hasta 6 años), “cuando entre al
preescolar aprenderá”, “en la primaria seguramente se igualara a los demás”,
“es un niño chiqueado”, “los niños con problemas neurológicos no necesitan al
terapeuta de lenguaje”, entre muchos otros. Lo destacable de estos consejos es
que se realizan, en muchas ocasiones, sin tener conocimientos específicos de
estas etapas del desarrollo. Sabemos por muchos estudios las dificultades que
pueden enfrentan los niños en su lenguaje desde edades muy tempranas, gracias a
ellos los esfuerzos se han encaminado a la detección, la evaluación y la
inclusión en programas de apoyo, la terapia centrada en la familia, etc.
Como es de esperarse muchos niños manifestarán
alteraciones del lenguaje secundarias a otras condiciones médicas o del neurodesarrollo y pareciera que en estos casos no habría problemas en sugerir la
intervención del lenguaje, pero desafortunadamente no ocurre con la frecuencia
que se esperaría. Ahora, en los niños que aparentemente no presentan
otras dificultades sino su falta o bajo nivel de expresión verbal resulta menos
probable que alguien les recomiende, incluyendo el personal médico, una
revisión por el especialista en lenguaje. Sucede algo similar con el niño
que tiene problemas para hablar y comprender.
En un sentido más estricto, el enfoque Esperar y Ver (también llamado “esperar a ver qué
pasa”) está sugerido para niños identificados con Retraso Inicial del Lenguaje
o “late talkers” (es decir, tiene vocabulario menor a 50 palabras o que no
hacen frases de dos palabras) sin ningún otro problema asociado, porque los
estudios sugieren que en su mayoría 70-80% alcanzarán niveles de lenguaje
promedio en la edad escolar,1 aunque sus puntuaciones serán
menores que las de sus pares qué están también dentro de la media. La Dra. Paul
sugiere que no necesitan intervención directa, y que el desarrollo del lenguaje de estos niños deberá ser monitoreado cada
tres-seis meses entre los dos y tres años de edad, y cada seis-doce meses
durante los tres y cinco años de edad.2 Este seguimiento deberá
ser administrado por el especialista de lenguaje certificado y se indica
continuar con el enfoque de Esperar y Ver siempre que el desarrollo del lenguaje no
se estanque, para ello el terapeuta del lenguaje dentro de su primera
evaluación deberá fijar metas (de acuerdo a los resultados) que revisará en las visitas subsecuentes, en caso de que se cumplan, se establecerán nuevos objetivos.
Los niños a
los que no se les deberá aplicar este enfoque son aquellos que además de tener problemas
expresivos presentan problemas significativos de comprensión, o para
los niños con retraso inicial del lenguaje que evidencien alteraciones en otras
áreas como la cognitiva, audiológica, neurológica, etc.3
En
definitiva podemos decir que este enfoque plantea muchos desafíos, algunos investigadores
han cuestionado su implementación, en la literatura hispana p.ej., el Dr.
Aguado se ha pronunciado a favor de la consulta al especialista de lenguaje ante un niño con Retraso Inicial de Lenguaje, fundamentado en que no es posible
determinar aún cuales son los niños que seguirán trayectorias hacia el
desarrollo típico y cuales hacia trastornos más persistentes de lenguaje.4 Te
invitamos a continuar leyendo más sobre este enfoque en las referencias, ¡¡¡Saludos
I. Gallardo!!!
Referencias.
Speech-Language Pathology Faculty Publications. 1991; paper 50. Available in: http://di gitalcommons.sacredheart.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1069&context=speech_fac
2. Finestack LH, Fey ME. Evidence-based language intervention approaches
for young late talkers. En: Rescorla LA, Dale PS. Late Talkers. Language
development, interventions, and outcomes. Batimore, MD: Paul H Brookes
Publishing co; 2013.
3. Paul, Rhea. Language disorders from infancy through
adolescence: listening, speaking, reading, writing, and communicating. St.
Louis, Mo.: Elsevier; 2012.
4. Aguado G. El trastorno
específico del lenguaje (TEL): un trastorno dinámico. Manuscrito enviado para
publicación. 2009; Disponible en: munozy.org/files/9/Logopedia/TEL
/documentos/A04-aguado-tel.pdf
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